¿Para quién escribo?
“Para todos escribo. Para los que no me leen sobre todo escribo”, Vicente Aleixandre
En este mes de agosto se cumple el primer aniversario de la publicación de mi libro Minimalismo Digital: 7 hábitos, 24 acciones para desconectar y reconectar con el mundo offline. Y me hace mucha ilusión escribir este blog porque me llevó a reflexionar.
¿Para quién escribo? Que no quepa la menor duda que en estos momentos escribo para ti. No tendría sentido si no fuera así. Llegue a esta conclusión luego de escuchar varias veces los audios en whatsapp con el feedback de uno de los lectores del libro Minimalismo Digital.
Conocí a Claudia hace varios años cuando coincidimos en un par de proyectos de tecnología. Una mujer decidida, apacible y serena. Del tipo de persona que le gusta tomar el control de las situaciones para asegurarse que todo salga tal cual lo ha planeado con anterioridad.
El testimonio de Claudia, me llegó en uno de esos días en que no estás para nadie, ni siquiera para ti mism@.
Esos días en que empiezas a autocompadecerte y a sabotearte. Fue un salvavidas lleno de esperanza que me lanzó desde lejos y me llegó justo al corazón, sacándome de ese trance. Y como no hacerlo cuando escuchas su testimonio:
“…La mejor manera de plasmar porque me demore en leer tu libro, lo dices tú perfectamente al inicio de tu libro. Este corre, corre y ocuparnos tanto de todo, hace que uno deje a un lado muchas cosas que nos gustan; como vivir…
…me sentí super genial leyendo tu libro… es un libro demasiado fácil de leer y el tema es tan chévere que uno se queda ahí pegado, pegado, queriendo leer y leer más. Me demore un poquito más de lo que debería porque seguí haciendo tantas cosas, que leyendo los hábitos que tu propones, sé que debo dejar de hacer. Con la ayuda de tu libro he empezado a hacer unos cambios en mi vida. Digamos que antes de leer tu libro yo ya había sido consciente de algunas cosas, pero leyendo tu libro como que ¡uff! me doy cuenta de tantas cosas que estoy haciendo mal y que quiero empezar a cambiar.
…Lo más bonito de leer el libro es saber que eres tú, es muy chévere porque el 90% de las cosas que escribiste me siento tan identificada, que parece que fuera yo escribiendo. Cuando estaba justo en el penúltimo capítulo pensaba, mientras iba en la bici (porque últimamente estoy haciendo ese hábito) sería chévere que Ruby incluyera en su libro algo de las finanzas, porque yo venía leyendo, interiorizando y todo era enfocado a la tecnología y pues dije nada financiero debe haber porque esto es algo más físico y cuando me encontré en el antepenúltimo capítulo que hablabas de las finanzas, !wow!, eso sí me sorprendió y me gustó mucho, porque llevo una situación económica un poco compleja, sobre todo en las compras compulsivas que antes de leer tu libro y ahora leyéndolo, nada, tengo que parar, tengo que controlarme y organizarme para lograr alguna vez independizarme financieramente y tener inversiones que me generen valor.
…Muchas gracias, Ruby, es increíble conocer tu historia, conocerte a ti, conocerte como ser humano; me siento privilegiada y te admiro aún más porque todas las cosas que has hecho, escribes y dices son de mucha perseverancia y dedicación; cosas que no son fáciles de hacer y que no hace cualquier persona.
Gracias por inspirarme, motivarme, por darme la fuerza para hacer otras cosas, para ver las cosas bonitas de la vida y no “desperdiciar” mi vida, como lo estoy haciendo hoy en día… y que son las cosas que tú adviertes en tu libro. Seguiré siendo tu fiel lectora que te admira».
Se podrán imaginar cómo quedé, después de oír esto. Fue una recarga de energía al 100% que me llenó de ilusión para ponerme manos a la obra con mi próximo libro.
Para finalizar quiero compartirles un poema con el que me identifico montones y que recoge mi sentir cuando escribo.
¿Para quién escribo? Vicente Aleixandre
¿Para quién escribo?, me preguntaba el cronista, el periodista o simplemente el curioso.
No escribo para el señor de la estirada chaqueta, ni para su bigote enfadado, ni siquiera para su alzado índice admonitorio entre las tristes ondas de música.
Tampoco para el carruaje, ni para su oculta señora (entre vidrios, como un rayo frío, el brillo de los impertinentes).
Escribo acaso para los que no me leen. Esa mujer que corre por la calle como si fuera abrir las puertas a la aurora.
O ese viejo que se aduerme en el banco de esa plaza chiquita, mientras el sol poniente con amor le toma, le rodea y le deslíe suavemente en sus luces.
Para todos los que no me leen, los que no se cuidan de mí, pero de mí se cuidan (aunque me ignoran).
Esa niña que al pasar me mira, compañera de mi aventura, viviendo en el mundo.
Y esa vieja que sentada a su puerta ha visto vida, paridora de muchas vidas, y manos cansadas.
Escribo para el enamorado; para el que pasó con su angustia en los ojos; para el que le oyó; para el que al pasar no miró; para el que finalmente cayó cuando preguntó y no le oyeron.
Para todos escribo. Para los que no me leen sobre todo escribo. Uno a uno, y la muchedumbre. Y para los pechos y para las bocas y para los oídos donde, sin oírme, está mi palabra.
Si después de leer esto, te entra la curiosidad y quieres leerme, te invito a visitar mi tienda.
Y regálame un comentario en el blog del primer capitulo de minimalismo digital.
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